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"No hay medicina que cure lo que no cura la felicidad"

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"Vale más vivir y morir de una vez, que no languidecer cada día en nuestra habitación bajo el pretexto de preservarnos"

Aldous Huxley
"El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás"

domingo, 14 de noviembre de 2010

Incompetencia

Horacio Marchand


"Yo quiero hacer dinero; y no creo en la suerte".

Esto me decía un joven empresario jalisciense hace unos días. Le preguntaba si le gustaba hacer algo en particular, alguna industria o actividad específica y nuevamente me contesta con firmeza: "yo lo que quiero es hacer dinero; el cómo es lo de menos".
Mejor cambié el tema y me puse a hablar del Mundial en Sudáfrica.
Vivimos en pleno paradigma mecanicista (las partes hacen al todo), cartesiano (separación de mente/espíritu y materia) y capitalista (la acumulación del capital), el cual nos lleva a pensar de manera automática y subconsciente, como en el caso del joven que describo, en que todo depende de nuestro esfuerzo, que tenemos pleno control de nuestras ganancias económicas y que el éxito es cuestión de voluntad. Pero infelizmente no siempre es así.
Hay gente que trabaja muy poco y gana mucho dinero y otros que bajo la premisa de que el esfuerzo paga, de que allá al final del camino existe justicia divina, se la pasan trabajando 50 horas a la semana haciendo lo mismo por décadas y logrando poco.
La realidad es que hay empresas, rumbos, empleos, productos y relaciones que es más sensato abandonar y dejar por la paz. Es cierto que las probabilidades de que nos vaya bien tienden a incrementarse con el esfuerzo pero, metafóricamente, por más que se esfuerce una mosca en cruzar un ventana de vidrio jamás podrá hacerlo.
Los recursos: tiempo, dinero, energía, talento, son limitados y de ahí que tengan que liberarse hacia lo relevante y sin perder el tiempo. En estos tiempos, acusar de incompetente a algún directivo o empresario tiene que ser el insulto más grande.
Por ejemplo, hace unos días Facebook anunció que había llegado a los 500 millones de usuarios. ¿Pero qué pasó con My Space, si era el pionero, el grande, el líder indiscutible? Sean Parker, ex presidente de Facebook, ofrece una explicación: "La única razón por la que le ganamos a MySpace fue debido a la enorme incompetencia". Ouch.
Otros más que van a la baja: el Explorer de Microsoft sigue perdiendo participación de mercado y ya tiene menos del 60 por ciento, y ni para qué hablar de la industria automotriz norteamericana que durante 30 años consecutivos perdió participación de mercado.
Incompetencia o no (además de que no me toca juzgar la de nadie en particular), el caso es que las empresas grandes caen, los emporios quiebran y las directores-estrella acaban estrellados.
Más que gente competente o incompetente, creo que más bien se trata de diferentes competencias que se requieren para diferentes momentos en la empresa y diferentes etapas de la industria.
Los líderes tienen vigencia, prescriben, se obsoletizan. Es que los líderes con el tiempo son víctimas de sus propensiones, se autorrepiten y se hacen inflexibles.
Adicionalmente, hay por lo menos dos tipos de competencias: la operativa y la estratégica.
La competencia operativa es hacer las cosas bien y ser eficiente. La manera en que este tipo de líder hace crecer el negocio es a base de multiplicar el mismo modelo, replicar y expandirse.
La competencia estratégica es hacer las cosas correctas, aceptar cierto grado de ineficiencia en aras de la exploración y la búsqueda de oportunidades a explotar.
Lo que queda entonces es tener la humildad para reconocer que las oportunidades son fugaces, el olfato fino para detectar nuevas oportunidades, la flexibilidad para movilizarse a través de diferentes portafolios de negocios y segmentos de mercado, y la disciplina de gestión para optimizar la explotación de las oportunidades detectadas

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